Una playa.
-¡Te voy a pintar!-,
Voy a seleccionar un color e inmortalizarte,
Me helare las falanges solo para tenerte.
-¡Si, a ti!-,
Y no te burles escurridiza orilla.
Te voy a enmarcar entre mis manos,
Te observare detenidamente,
Y pintare tu inmensidad,
Tu sal y tu distante mar.
Voy a sentarme en tu orilla y retratarte,
Luchare con el color solo para construirte,
Usare el pincel como espada,
Para defenderte del olvido.
-¡Y no te rías!-,
Que te pintare hermosa,
Iluminada y multiplicada,
Y te llevare de viaje para que te vean,
Para que te admiren,
Y sepan de tu hermosura.
Me siento y te examino,
Te analizo, mido y me embarco en la contienda de perfilarte,
Se que tu te diviertes,
Viéndome revolverme en mi intento.
Y solo consigo un pequeño retazo de ti,
Y así termina mi ridícula batalla.
-¡Te dije que iba a pintarte!-,
Y que ibas a ser hermosa,
Y que viajaríamos juntas,
Y tu te reías, y porque no,
Yo, ahora, también.
Porque sigues siendo igual de bella,
Y sin importar quien te recorra,
Seguirás portando la hermosura de la que estas hecha.
Y entonces volveré a pintarte.
Pero esta vez solo para acariciarte.
Kommentare